
En gran parte de Asia, el geco tokay es un visitante habitual en las casas. Recorre las paredes en busca de insectos y otros lagartos, e incluso puede andar boca abajo por el techo. Se sujeta perfectamente gracias a unas almohadillas plantares cubiertas con millones de pellilos microscópicos adherentes llamados lamelas. Come por la noche y los machos emiten una aguda llamada para atraer a las hembras.
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