
Su picadura es venenosa: los radios de la aleta dorsal, dos de los radios de la aleta ventral, y dos de la aleta anal están equipados con glándulas venenosas. Estas picaduras pueden provocar dolorosas heridas a buzos, mientras que la toxina que inocula puede causar parálisis respiratoria humana, insuficiencia circulatoria, y fiebre. Los síntomas generalmente desaparecen después de uno o dos días.
Es solitario y es más probable encontrarlo en el fondo, donde nadando lentamente conduce y arrincona con sus aletas a su presa.
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